jueves, 6 de abril de 2017

TORRIJAS EN ALMÍBAR


Cómo hacer unas fabulosas torrijas en almíbar. Receta paso a paso.



Esta receta original y a la vez tradicional, del dulce más típico en Semana Santa es un postre que está basado en una rebanada de pan del día anterior. La cual está empapada en leche y vino, rebozada en huevo, frita en aceite de oliva y aromatizada al gusto con almíbar. 
Es un postre muy sencillo y muy común de estas fechas que se aproximan, ya que la Semana Santa empieza la semana que viene. Las pastelerías de toda España se llenan ya de cientos de torrijas, y delicias dignas de los más glotones. Entre todos ellos, la torrija de leche y vino es uno de mis postres preferidos, una rodaja suave con sabor intenso a vino y leche, dulce y con una cremosidad perfecta, no se puede pedir más.



Dentro de las recetas de postres más tradicionales en España, no podían faltar las torrijas de pan.
Una receta tal como la suelo preparar en casa desde pequeña, hecha tal y como me enseñó mi madre. Con tan sólo una variación, el tipo de pan. En mi casa, como en casi todas, este era un postre de reciclaje y se reutilizaba el pan de días anteriores. Desde que me independicé la hago con pan especial para torrijas, que estos días llenan las panaderías de todos los pueblos de España.

 Las torrijas tradicionales en el centro de España se suelen preparar con un tipo de pan especial para hacer torrijas, más ancho, esponjoso y grueso de lo habitual. Para mí es otro punto de vista de este conocido postre, en el sur las hacemos con las rebanadas más finas y pequeñas quedando muy jugosas y cremosas.

Un postre que en estos días de cuaresma ocuparan muchos hogares de todo el país, junto con el arroz con leche, tocino de cielo, buñuelos, leche frita etc... 
En cada casa aplicaran la receta trasmitida de sus antepasados manteniendo la tradición. Por lo tanto hay muchas maneras de hacerla. hay quién solo la hace con leche o con vino fino, o con leche mezclada con vino dulce (Pedro Ximenez), sin bañarla en el almíbar y pasándola por azúcar y canela, hay infinidad de formas. En fin cada maestrillo tiene su librillo.


Yo comparto con vosotros la que hago de toda la vida que es la que más me gusta, por si os apetece hacerla conmigo. Os diré que tienen un sabor muy suave al llevar vino fino, que al ser seco no las endulzan. Las pasamos por el almíbar que haremos con miel y agua solamente sin añadirle azúcar o zumo de naranja  para que no queden empalagosas.


Unos días antes de estas fiesta hago bastante cantidad (unas 3 bandejas), para compartirlas con la familia y amigos.
En esta ocasión a coincidido con la invitación de Santiago y Marga a su casa en Chiclana, al encuentro anual de un grupo de amigos. Pasada la matanza de comienzo de primavera y la posterior adquisición de la carne de cerdo ibérico. En donde el plato principal o estrella es el guiso de los huesos espinazos marinados con especias, y cocinado en un perol enorme de barro ¡algo espectacular! Me ha parecido idóneo llevar una buena bandeja para tomarlas de postre con una taza de café y también con licor de guidas hecho por la madre de Marga.


Os dejo con esta receta sencilla por si queréis probar unos bocados para chuparse los dedos. ¡Disfrutad!

INGREDIENTES:

2 paquetes de pan especial para torrijas reposados.
1 kilo de miel.
1 litro de leche.
1 botella de vino fino.
6 huevos gordos.
Aceite de oliva 0,4º.


Sacamos el pan de sus bolsas y lo colocamos en el fondo de la encimera, delante ponemos los 3 platos, uno con el vino otro con la leche y el tercero con 3 huevos que batiremos, la sartén con aceite abundante y una fuente para ir depositando las torrijas.


Ponemos a calentar el aceite a temperatura media para que no se queme, cogemos una rodaja de pan y la pasamos 1 o 2 segundos por el vino.


A continuación la pasamos por la leche.


Por último pasamos el pan por el huevo batido.


Cuando empiece a humear el aceite introducimos las rodajas de pan bien escurridas, metemos en el aceite un par de palillos de madera para que no haga mucha espuma.


Cuando creamos conveniente les damos la vuelta, no hace falta que estén muy fritas, solo lo justo. Con la espumadera iremos retirando la espuma que se irá acumulando para mantener el aceite limpio.


Vamos colocando las torrijas en una fuente amplia.


Iremos colocando unas encima de otras hasta terminar de freírlas todas.


En una cacerola amplia vertemos la miel y le añadimos 1/2 litro de agua, cuando rompa a hervir bajamos el fuego.


Introducimos las torrijas en el almíbar durante unos segundos.


 Les damos la vuela y dejamos unos segundos más antes de sacarlas.


Las vamos sacando una a una sin escurrir y las colocamos en una fuente con profundidad para ir colocando una capa de torrijas encima de la otra.



Elegimos un recipiente apropiado para que queden con amplitud sin dobleces, con espacio entre una y otra para que puedan absorber el almíbar sobrante que verteremos por encima una vez hechas todas.



Tenemos que tener en cuenta que las torrijas una vez frías mantendrán  la forma tal como las coloquemos. Es preferible utilizar varias fuentes, así tendrán mejor presentación a la hora de llevar a la mesa.



La melaza se irá concentrando y poniendo más densa a medida que vayamos pasando las rodajas rebozadas, y habrá que ir agregando un poco de agua para que cuando se enfríe quede liquida y la puedan seguir absorbiendo las torrijas.



Procuramos rociar con el almíbar restante todas las torrijas cuando las servimos. ¡Deliciosas!



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